Mantener un monitoreo constante de la temperatura resulta vital para muchos procesos productivos, razón por la cual tanto termocuplas (especialmente las del tipo J y K) como sensores PT100 tienen una alta demanda en el mercado de los sensores de temperatura. En este sentido es frecuente que nuestros clientes nos consulten ¿Cuál es mejor? ¿Cuándo utilizar unas u otras? En el “Veto responde” de éste mes abordamos estas inquietudes.
Buena parte del éxito de termocuplas y PT100 se debe a que son productos fáciles de instalar, económicos y de operación muy sencilla, pero existen diferencias entre ambas:
Termocuplas
Su confección es muy sencilla, consiste en dos alambres de distinto material unidos en un mismo extremo. Cuando aplicamos temperatura en esa unión se generan voltajes en rangos muy pequeños (milivolts) los que irán aumentando en la proporción que aumente la temperatura aplicada al punto de unión.
La gran ventaja que ofrecen las termocuplas es que pueden medir en un rango muy amplio de temperatura, desde los -50ºC hasta los 1370ºC, siendo además muy resistentes, lo que las hacen ideales para labores industriales de altas temperaturas.
Como contrapartida, tenemos el hecho que al generar voltajes tan bajos, estos pueden verse alterados por interferencias eléctricas, lo que le resta precisión a las mediciones, razón por la cual se considera que estos sensores poseen una exactitud de clase B, ya que su margen de error se sitúa en torno a +1,5ºC y puede llegar a 4 o 5ºC si hay algún grado de oxidación en los metales de unión de ambos alambres, razones que hacen que no sean del todo aconsejables en tareas donde se requiere de una exactitud muy alta.
Por otra parte el hecho emitan voltajes tan pequeños, obliga a utilizar cables compensados para comunicar la termocupla con el punto de monitoreo o el instrumento de lectura, ya que de lo contrario los voltajes se atenuarían a lo largo del cable.
Considerando todo lo anterior, las termocuplas son una gran solución cuando necesitamos monitorear procesos que trabajan con rangos altos de temperatura. Pero cabe recordar que las hay de distinto tipos, cada una de ellas aconsejables para determinado rango de temperaturas, entre la más utilizadas la de Tipo J (200 a 600 ºC), Tipo K (600 a 1200 ºC) y R y S (1000 ºC a 1500°C). En general se recomienda su uso en todo tipo de hornos, fundiciones, temperatura de maquinaria, industria plástica y en general en aquellos procesos donde las diferencias pequeñas en la exactitud de la temperatura no es relevante.
PT100
Es un sensor termo-resistivo o RTD, es decir, que genera resistencia eléctrica cuando es sometido a temperatura. Físicamente es una bobina de alambre muy pequeña la cual tiene como núcleo vidrio o cerámica, el alambre está hecho de platino, que al ser sometido a 0ºC emite una resistencia eléctrica de 100 ohms, de allí su nombre, PT de platino y 100 por los ohms que emite a 0ºC. En la medida que aumentamos la temperatura, aumenta también la resistencia eléctrica producida por el alambre de platino.
Comparativamente a las termocuplas, los PT100 tienen un costo algo mayor, pero dada su materialidad, gozan de una mayor exactitud al momento de reflejar las temperaturas a que es sometido, particularmente cuando se trata de temperaturas bajas, entre -100ºC hasta 200ºC, ya que son muy sensibles a variaciones muy leves de temperatura (hasta una décima de grado).
Se recomienda el uso de PT100 cuando necesitamos conocer la temperatura de un proceso en forma más precisa, razón por la cual son más recomendables en sectores de la industria química, alimentaria, control de procesos sanitarios o ambientales entre otros.
En Veto tenemos una completa línea de sensores PT100 y Termocuplas con sus accesorios, te invitamos conocerlos.