En este interesante artículo te entregamos algunas pautas de cómo mantener tu producción agrícola en periodos de sequía, tomando como ejemplo las medidas que se están tomando por parte de los productores de nueces.
La sequía es sin duda el fenómeno meteorológico que ha marcado los últimos 10 años, especialmente este último que se ubica entre los más secos en la historia de nuestro país con un déficit de precipitaciones que llega al 80% en algunas regiones. Uno de los principales afectados por esta situación es sin duda la agricultura, tanto en términos de volumen de su producción como en calidad de la misma. Es por esta razón que los expertos llaman a redoblar los esfuerzos para obtener un manejo y control del riego más eficiente. La experiencia en otros países demuestra que un adecuado control del riego sumado a otras técnicas puede no sólo mantener la producción, sino que incluso aumentarla sin alterar la calidad del fruto. Uno de estos casos es el de las nueces.
Calidad de las nueces
El mercado de las nueces se caracteriza por sus altas exigencias y demanda distintos formatos de presentación. En cuanto a tamaño el mercado muestra una clara preferencia por nueces con un diámetro ecuatorial superior a los 30 mm, mientras que respecto a la coloración, las más demandadas son las que caben en las categorías “light” y “extra light”, es decir nueces con coloración clara o muy clara. Obtener estas propiedades en la producción de nueces dependerá en gran medida de la variedad con la que se trabaje y la zona de plantación que se elija. Una de las variedades que alcanza mejores estándares de producción es la llamada Chandler que ofrece buenos niveles de producción en cuanto a cantidad y calidad, alcanzando un rendimiento de pepa entre el 60% y 62% y un porcentaje de extra light que puede llegar al 90%, un poco más atrás, se ubica la variedad Serr que también posee una presencia importante en el país.
Uno de los factores más importante para alcanzar una producción que cumpla con estas exigencias es el riego. A pesar que el nogal puede ser definido como un árbol rústico, es muy sensible a la sequía, necesitando aproximadamente entre 8.000 a 10.000 metros cúbicos de agua por hectárea dependiendo de la zona donde se establece. Ahora bien, ¿Cómo mantener entonces la producción de nueces con estándares de calidad cuando se vive una sequía como la actual?
Las medidas que se pueden tomar:
Lo apropiado es levantar una combinación de acciones que revisamos a continuación:
Una de estas acciones es efectuar una poda inteligente, la cual considera la eliminación de ramas mal ubicadas (que generan exceso de sombra al interior de la planta), mejorando la iluminación al interior de la planta para favorecer la floración y disminuir el requerimiento de agua al tener un menor volumen de ramas.
Por otra parte podemos dosificar el riego en determinados periodos. En el caso del nogal, el fruto cuaja desde mediados de octubre y crece hasta alcanzar su madurez hacia finales de diciembre, por lo que es factible disminuir el riego hasta en un 30% entre enero, febrero y parte de marzo, los meses en que la dificultad para acceder al agua es mayor y sin que ello signifique afectar la calidad del fruto ya maduro. Este aspecto es altamente relevante, ya que en definitiva se trata realizar una gestión del riego enfocada en la calidad del producto y en el buen aprovechamiento del recurso hídrico al suministrar la cantidad de agua que efectivamente requiere el cultivo, es decir necesitamos medir y controlar.
Para obtener entonces un riego más eficiente es necesario que contemos con tecnología que nos permita determinar con exactitud cuándo y en qué cantidad proporcionar agua a los árboles, en función de lo que requiere el árbol y no de acuerdo al día de la semana o una apreciación subjetiva de humedad del suelo. Para ello el mercado ofrece diferentes alternativas para establecer los requerimientos de agua de las plantaciones, algunas de estas tecnologías se basan en la tensiometría y otras en la medición de la humedad volumétrica del terreno. Revisemos brevemente en qué consisten ambas.
Mediciones tensiométricas:
Las mediciones tensiométricas determinan la cantidad de agua que requiere el cultivo al medir la absorción o tensión que ejercen sus raíces para obtener agua. Para ello existen los tensiómetros tradicionales que emulan la estructura de una raíz mediante un tubo relleno con agua y una loza porosa en su extremo inferior. En la medida que el cultivo requiera agua, irá absorbiendo la que está contenida dentro del tubo produciendo vacío dentro del mismo. Este vacío es medido mediante un vacuómetro que podemos revisar, donde a mayor vacío, mayor será el requerimiento de riego. También podemos realizar estas mediciones mediante sensores de humedad Watermark que miden eléctricamente, convirtiendo las mediciones en datos similares a los obtenidos en base a la succión que realizan las raíces.

En este punto es importante comprender que cada cultivo realiza un mayor o menor esfuerzo para absorber agua del terreno conforme a sus propias necesidades, es decir, considera el volumen de humedad existente, el tipo de suelo donde esta plantado y su compactación, los niveles de evapotranspiración a los que está afecto o la cantidad de sales presentes en el terreno que facilitan o dificultan la succión. Dado que la tensiometría se focaliza en medir la succión ejercida por las raíces, todos estos factores ya están implícitamente involucrados, siendo por tanto esta técnica la más precisa para determinar cuándo y cuánto regar.
Mediciones volumétricas de humedad
Se denomina humedad del suelo a la cantidad de agua por volumen de tierra que hay en un terreno (contenido volumétrico). En el mercado existen varios instrumentos capaces de hacer esta medición, algunos de los cuales están diseñados para comunicar sus mediciones en tiempo real a una plataforma virtual desde la cual podemos monitorear en forma remota los niveles de humedad y gestionar desde allí el riego. Sin embargo el método más directo y más fiable para realizar mediciones volumétricas de humedad es el método gravimétrico, el cual consiste en tomar una muestra de suelo, pesarla antes y después de secarla y calcular así su contenido de humedad. La muestra de suelo se considera seca cuando su peso permanece constante a una temperatura de 105ºC. Cuando medimos el contenido volumétrico de humedad es conveniente también realizar otro tipo de mediciones complementarias que nos ayudarán a tomar mejores mediciones respecto del riego, como por ejemplo, medir la compactación del terreno y su conductividad. En el primer caso, terrenos altamente compactos o densos pondrán mayor dificultad a las raíces para absorber la humedad existente (requiere mayor riego), contrario a los terrenos más arenosos o sueltos donde el agua es fácilmente absorbida (requiere menos agua). En el segundo caso, al medir la conductividad del terreno estamos midiendo la cantidad de sales presentes, las cuales tienden a obstruir las raíces de los cultivos, por lo que a mayor conductividad mayor será la salinidad y mayor será el requerimiento de riego.

Independiente de la tecnología que se aplique, es conveniente tener en cuenta el sistema radicular propio de los nogales, el cual se caracteriza por ser un sistema muy desarrollado con raíces muy extendidas tanto vertical como horizontalmente. Para tener una adecuada lectura de sus requerimientos de agua se recomienda por tanto disponer de varios sensores ubicados en diferentes puntos del radio radicular y con diferentes alcances de profundidad.
Otros factores
Es relevante también que el personal encargado de la mantención y producción de las nueces posea una adecuada capacitación que le permita dosificar y controlar el riego y otras variables que pueden afectar la calidad del fruto. En este sentido el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está realizando actividades de capacitación con productores de la IV Región a objeto que apliquen estas técnicas y puedan adaptar la producción a un contexto de escases hídrica. Cabe mencionar que ya existen experiencias previas de éxito, como el caso California en EEUU que posee una las mayores producciones de nueces a nivel mundial y que también ha sido afectado por el cambio climático y la sequía, no obstante lo cual ha logrado aumentar su producción con calidades óptimas. De acuerdo a proyecciones del INIA el nogal con un adecuado manejo, podría convertirse en el principal árbol frutícola plantado en Chile en desmedro de otros más sensibles a la escases hídrica.