La presión (junto con temperatura y nivel) es una de las magnitudes más utilizadas en la industria, y que por tanto requieren ser medidas, controladas y registradas. Para medir la presión el mercado dispone de una amplia variedad de productos, representados principalmente por manómetros análogos y digitales, los que aplican diferentes unidades de medida para indicar el nivel de presión, pero es aquí donde se suelen encontrar diferentes términos o diferentes “presiones”, tales como presión absoluta, manométrica o diferencial… ¿Son lo mismo? ¿En qué se diferencian?, ¿Cuándo se utilizan? En este artículo te damos la respuesta.
Podemos iniciar señalando que el término “presión” proviene del latín pressio, el cual refiere a la acción y efecto de comprimir o apretar. Puede tratarse de la opresión que se aplica sobre algo, o de la magnitud física medida en pascales que indica la fuerza ejercida por un cuerpo sobre una unidad de superficie. Ya sea para efectos meramente teóricos o para aplicaciones concretas, se han expresado diferentes tipos de presiones, ellas son:
Presión absoluta:
El cálculo de la presión absoluta se aplica principalmente en el contexto teórico y académico. De acuerdo a su principio, el menor valor de presión es el cero absoluto que equivale a la inexistencia total de presión, es decir, que no existe presión atmosférica ni ningún otro tipo de presión ejercida sobre un cuerpo. El cálculo de la presión absoluta se obtiene agregando a esta inexistencia total de presión todas las otras presiones a la cual está sometido un cuerpo.
Conforme a lo anterior, si quisiéramos obtener la presión absoluta a la cual está sometido un cuerpo, deberemos sumar la presión atmosférica (indicada por un barómetro), más la presión específica que recibe ese cuerpo por la acción de otros elementos.
Presión relativa o manométrica
Como sabemos la presión que ejerce la atmosfera sobre todos los cuerpos se denomina “Presión atmosférica”, su valor es variable ya que depende de la altitud a la que nos encontremos, y es medida mediante el barómetro. Teniendo presente lo anterior, denominamos como “Presión relativa” a todo valor de sobrepresión existente por sobre ese valor de presión atmosférica. Por ejemplo, si sabemos que la presión atmosférica es en este momento de 1018 hPa, la presión relativa equivaldrá a la suma de todas las presiones que estén por sobre ese valor, dicho de otro modo, el valor de la presión relativa corresponde a la diferencia entre el de la presión absoluta y el de la presión atmosférica. La presión relativa se mide utilizando el manómetro, de allí es que la conocemos también como “Presión manométrica”, y es la que más se utiliza tanto en la vida cotidiana como a nivel industrial. Medimos presión relativa o manométrica por ejemplo cuando medimos la presión de una caldera, de un motor, de una pelota de futbol o de los neumáticos del automóvil.
Presión diferencial:
Este tipo de presión se utiliza ampliamente en el control de procesos industriales, ya sea para medir flujo, nivel u otras variables. Básicamente consiste en determinar la diferencia de presión existente entre dos puntos de un proceso (p1 – p2) por ejemplo del caudal de un líquido. También se aplica cuando medimos la presión en un punto y comparamos esa medición con un valor conocido de presión o referencia. La graduación de medición en la Presión Diferencial se relaciona por tanto con la diferencia de presión existente en un punto “A” en relación a la presión existente en un punto “B”, de modo que si ambos puntos tienen la misma presión, la medición nos indicará un valor de 0. Para medir la presión diferencial se aplican los manómetros diferenciales, presostatos diferenciales o transmisores de presión diferencial.
En Veto disponemos de una amplia gama de manómetros, desde análogos hasta manómetros digitales de alta precisión. Algunos de estos modelos, como el de la imagen, cuentan tecnología que les permite medir tanto la presión manométrica como la diferencial.
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